ALERTA MÁXIMA
El jefe de la agencia alimentaria de Naciones Unidas, David Beasley, lanzó la advertencia más cruda y dramática de la Asamblea General que este viernes finalizó en Nueva York:

"Nos enfrentamos a un problema de precios de alimentos en 2022. Pero si no nos ponemos al frente de este problema de forma inmediata, vamos a tener un problema de disponibilidad en 2023. Y eso va a ser un infierno para la tierra.

Beasly, a cargo de este organismo desde 2017, llamó a "reaccionar ya" para evitar una escenario "catastrófico" de "hambruna, inanición, una desestabilización de las naciones como no se vio en 2007-2008 y 2011 y migraciones masivas".

Puso el ejemplo de África, que ya arrastra un déficit de 11 mil millones de dólares en la producción de alimentos. "Pero podría hablar de Centroamérica, de Sudamérica. Mismos problemas con el agravante de la sequía. India devastada por calor y más sequías. Estamos ante tormentas perfectas sobre tormentas perfectas", graficó.

La crisis de los fertilizantes también afecta a España: el 30% de la industria está paralizada

El dirigente estadounidense (exgobernador de Carolina del Sur) instó a los donantes, especialmente a los países del Golfo Pérsico y a los multimillonarios, a  "Ceder unos días de sus beneficios para atajar de inmediato" una crisis de suministro de fertilizantes y evitar una escasez generalizada de alimentos el próximo año.

ALERTA MUNDIAL
En 2017, había 80 millones de personas en el mundo en situación de hambruna. Cinco años después, cambio climático, pandemia y guerra mediante, la cifra trepó a 345 millones, un 342% más

Los problemas climáticos elevaron la cifra a 135 millones de personas. Luego se duplicó con la pandemia del COVID-19, que dejó a 276 millones sin saber de dónde vendría su próxima comida. Para rematar, Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero, una maniobra que provocó una guerra y una crisis alimentaria, de fertilizantes y energética que ha incrementado el dato a 345 millones, un 342% más desde que asumió en su cargo.

Sus palabras están alineadas a las que, días atrás, pronunció el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.  "Navegamos aguas turbulentas, se espera un invierno de descontento a nivel mundial, las desigualdades se disparan, el planeta está ardiendo, la gente sufre y los más vulnerables se llevan la peor parte. La Carta de la ONU está en peligro, tenemos la obligación de actuar", pidió al inaugurar la 77ª sesión de la Asamblea.

La ONU vaticinó que la producción mundial de cereales disminuirá en 38,9 millones de toneladas, es decir, un 1,4% con respecto al año anterior debido al descenso de 16% que se espera en los rendimientos del maíz en la Unión Europea producto del calor, la sequedad y los altísimos costes de producción

Y puntualizó:  "Ningún grupo de países puede gobernar por si solo la situación. Necesitamos una coalición del mundo. Se deben superar urgentemente las divisiones y actuar unidos. La cooperación y el diálogo son el único camino a seguir".

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